¿Sabían que cada 22 de abril se celebra el Día de la Madre Tierra? Esta es una festividad mundial que nos invita a reflexionar sobre la importancia de cuidar nuestro hermoso planeta y tomar acción para proteger el equilibrio de la naturaleza.
Desde que se instituyó en 1970, el Día de la Tierra se ha convertido en una gran oportunidad para crear conciencia sobre los desafíos ambientales que enfrenta nuestra Tierra. Temas como la contaminación, la deforestación y la pérdida de biodiversidad han cobrado una urgencia cada vez mayor, y este día nos recuerda que todos tenemos un papel que desempeñar para construir un futuro más sostenible.
Poemas inspiradores sobre la Madre Tierra
Para celebrar esta fecha tan especial, he preparado una colección de poemas personales que reflejan mi profunda conexión y admiración por la belleza de la naturaleza de nuestra Madre Tierra. Desde los imponentes picos nevados hasta los delicados pétalos de una flor, estos versos buscan capturar la grandeza, la fragilidad y la importancia de nuestro hogar terrenal.
¡Cuánto debemos a la Madre Tierra!
En ella se siembra,
se recogen cosechas y frutos,
ella los da abundantes e impolutos.
Ella envuelve cada cosa,
sea grano o espiga,
y nos los presenta generosa,
fruto de nuestra fatiga.
Unos verdes, amarillos o rojos,
naranjas, violetas o blancos;
todos únicos a nuestros ojos
y a nuestros otros sentidos,
y así, que todos los seres
apreciemos de lo que vivimos.
¡Cuánto debemos a la Madre Tierra!
La Tierra guarda los bosques
inmensos e intransitables,
que producen el aire limpio,
incoloro y respirable.
Ellos atesoran leyendas
de duendes y hadas,
que viven en él y se esconden
entre las rocas mojadas.
El musgo aisla sus casas,
las hojas componen sus tejados,
en estos parajes juegan y cantan,
por eso, no debemos ocuparlos.
Ese lugar es suyo,
en toda la inmensidad;
no destruyas su mundo
si no mala suerte tendrás.
A los que contaminan,
que todos algo culpables somos,
los que manchan con lejía
las aguas de nuestros mares.
Qué hagan algo provechoso
para que poco a poco,
no se estropee nuestro mundo,
planeta azul, cambiante y generoso.
La Madre Tierra nos acoge a todos,
como familia y hermanos,
la Tierra merece todo lo bueno
para lo que quiere darnos.
Limpiémosla y cuidemos
de nuestra naturaleza;
que no se altere su curso
ni se destruya su belleza.
Qué bonito en este día
juntos poder celebrar,
el día de nuestra Madre Tierra
que a todos nos quiere por igual.
A todos nos da lo mismo
si la cuidamos y trabajamos,
a todos nos quiere tanto
que nos da el aire que respiramos.
La Tierra nos da cobijo,
aire, agua y alimentos,
para que siempre recordemos,
con amor y respeto,
la mano que los plantó,
la lluvia, el sol y el viento.
¡Cómo olvidar los mares,
los océanos infinitos
para nuestros ojos
y nuestros oídos!
El mar murmulla
en la orilla,
otras veces el tiempo
lo hace marejadilla.
El mar se hace ondas
con el oleaje,
calmo o imponente,
porque el mar
es agua moviente.
El mar es esposo
inquieto de la luna,
donde regula sus mareas,
como imán en la penumbra.
La Tierra nos da recursos
en todas sus estaciones;
pronto llega la primavera
con su renacer y sus flores.
Estalla la vida con la luz
que destapa brotes y olores.
Se nos va acercando el verano
con buen tiempo y calores,
atrás ya queda el invierno
y el otoño de oscuros colores,
ambos son los mejores
para limpiar grandes campos,
pues el frío hiere microbios,
bacterias y demás pobladores.
Qué sería de la Tierra
sin su lluvia esperada,
tal como agua de riego
buenísima y regalada.
Qué sería de esas tardes
de otoño en la ventana,
mientras llenan embalses,
y nosotros sin hacer nada.
A veces es torrencial,
arrasando muchas balsas,
otras veces se enfurece
con rachas huracanadas.
La lluvia cambia de humor
en meses, días o semanas.
La Tierra, planeta azul,
gira sobre su órbita,
vive en el universo
redondeada y lógica.
La Historia de la Humanidad
alberga ruinas y castillos,
templos, viejas ciudades
que inspiran nuestros sentidos.
Pirámides, construcciones
por los ancestros construidos.
Dejémosle un legado
bueno para nuestros hijos:
un planeta completo, bonito,
limpio y con todos sus seres.
¡Qué bonito el arco iris!
que con sus colores
causa admiración,
porque “Cuando llueve
y hace sol,
sale el Arco del Señor”.
Divinidad protectora,
buenos presagios encierra,
puente entre el cielo
y la Tierra,
muchos más cuentos
y leyendas alberga.
Siete son sus colores
empezando por el rojo,
luego anaranjado, amarillo,
verde, azul, añil y violeta,
colores de la luz blanca
que se filtra en medidas perfectas.
La tierra para sembrar
primero debe ser preparada,
el agua pesa en la tierra
para manejarla.
Ella debe ser abonada,
luego cortada,
cual leña verde,
es dura y compacta.
Debe la tierra
dar la vuelta,
como ciento ochenta grados;
la superficie será el fondo
y el fondo nuestra manta,
donde después de fresada,
arada y allanada,
plantaremos nuestras semillas y plantas.
¡Qué bonito que se estudie
la manera de trabajar!
En todo hay un orden
que se debe respetar.
Saber el curso
de cada planta,
de cada árbol,
es algo genial.
Así también, los remedios
que se pueden aplicar
en un ecosistema
único y eficaz.
Qué sea lo más equilibrado
y natural,
lo que empleemos
para sembrar y cosechar
y nuestro mundo cuidar.
Agricultura sostenible,
o sostenibilidad,
todo es necesario
y bueno,
todo eso debemos cuidar.
No sobrecargues los frutales,
ni los ríos, ni los campos;
por favor, que cada fruto
se aproveche al máximo.
El sol es la estrella
del sistema solar,
nos da calor y luz,
atrae a los astros
que giran en la oscuridad;
entre ellos, nuestra Madre Tierra,
para que sea posible
nuestro planeta habitar.
El sol es fuego
que alumbra, sin más,
nos da su presencia,
y en nuestros días,
con nosotros está.
El sol ayuda
a las plantas y a los habitantes
de la Tierra,
los ayuda de manera singular,
hace brotar las hojas
de las plantas
en tiempo primaveral;
madura los frutos
en el verano;
en el otoño
ayuda a recolectar,
y en invierno
nos da la luz
en fríos tiempos,
y deja a la tierra descansar.
La naturaleza
es el regalo
de la Madre Tierra,
a todo ser vivo
le ofrece lo mejor:
agua, aire, cobijo,
alimentos, luz y sol.
Por la noche
descanso y reparación,
gracias Madre Tierra por albergar
la vida en tu corazón.
Los desiertos en el mundo
tienen su función:
fertilizan la Tierra
gracias a los vientos,
lluvias y seres,
para gran admiración
de todos los que la Madre Tierra
cuida con amor.
Poemas famosos sobre el Día de la Tierra
Además, he seleccionado dos poemas de reconocidos poetas que también rinden homenaje a la Madre Tierra. Sus palabras nos inspiran a apreciar aún más la majestuosidad de nuestro planeta y a comprometernos a cuidarlo con más determinación.
Este poema de Pablo Neruda es una hermosa oda a la Madre Tierra, resaltando su generosidad, su fertilidad y su papel vital para sustentar la vida en el planeta. Neruda utiliza un lenguaje poético y evocador para celebrar a la Tierra Madre como la fuente de todo lo que existe.
"Oda a la Tierra Madre"
Pablo Neruda
Oh, gran Madre Tierra,
Vasto y fecundo seno,
Regazo donde nacen
Las formas y lo eterno.
Tú eres la que produces
Los frutos y las flores,
Tú das abrigo y sombra
A todos los labores.
Tú alimentas la vida
Con tus ubres fecundas,
Tú eres la que sustenta
Las razas furibundas.
Tú eres la que amparas
Al hombre fatigado,
Tú eres la que le ofreces
El sueño reparado.
Oh, Madre Tierra santa,
Madre de las edades,
Tú eres la que acaricias
Nuestras inmensidades.
El siguiente poema del poeta indio Rabindranath Tagore es una hermosa oración de gratitud y reverencia a la Madre Tierra. Resalta la generosidad, la belleza y la sacralidad de nuestro planeta, al que Tagore se dirige con un profundo sentimiento de aprecio y devoción filial.
"Oración a la Tierra Madre"
Rabindranath Tagore
Oh Tierra, madre mía,
Yo me arrojo a tus pies.
Tú me has dado vida,
Cobijo y alimento.
Tú me has dado la alegría
De ver la luz del día,
De respirar el aire puro
Y sentir la brisa acariciar mi rostro.
Tú me has dado el milagro
De la primavera florecida,
El canto de los pájaros
Y el murmullo de los arroyos.
Tú me has dado la belleza
De tus montañas y valles,
La majestad de tus océanos
Y el esplendor de tus atardeceres.
Oh Tierra, madre mía,
Yo me postro ante ti,
Agradecido por tu generosa dádiva,
Por tu amor infinito.
Guíame, protégeme, cuídame,
Para que yo pueda honrar
Los dones que me has concedido
Y ser digno de tu amor maternal.
Este poema de la poetisa chilena Gabriela Mistral es una hermosa oda a la Madre Tierra, resaltando su carácter maternal, su generosidad y su papel como sustentadora de la vida. Mistral utiliza un lenguaje poético y evocador para celebrar a la Tierra como la fuente de todo lo que tenemos y disfrutamos.
"La Madre Tierra"
Gabriela Mistral
Madre Tierra, señora de los campos,
Reina de los trigales y los viñedos;
Que vestida de azul por las mañanas,
Te adornan al mediodía los azahares.
Madre Tierra, que das al hombre el fruto,
Y al pájaro el nido donde hace su vuelo;
Que ofreces la sombra al caminante fatigado
Y al sediento el arroyo de agua pura.
Madre Tierra, que envuelves en tu manto
A los pueblos que viven en tu seno;
Y guardas en tu entraña los tesoros
Que el hombre va buscando con anhelo.
Madre Tierra, señora de la vida,
Que alimentas al mundo con tu pecho;
Recibe de tus hijos la ofrenda
Del amor y la gratitud que te debemos.
Cultivando el Amor por nuestra Madre Tierra
A medida que llega a su fin este recorrido poético por la belleza y la importancia de nuestro planeta, espero que estas palabras hayan logrado tocar una fibra sensible en sus corazones. El Día de la Tierra es mucho más que una simple fecha en el calendario; es una oportunidad de oro para reflexionar sobre nuestra conexión con la Madre Naturaleza.
La poesía tiene el poder de despertar emociones, de abrir nuestros ojos ante la magnificencia que nos rodea y de inspirarnos a ser agentes de cambio. Estos poemas, tanto los de mi autoría como los de los maestros de la palabra, buscan transmitir un mensaje de asombro, gratitud y responsabilidad. Queremos que quienes los lean sientan la urgencia de proteger los ecosistemas, de reducir la contaminación y de abrazar estilos de vida más sostenibles.
Porque la Tierra no es solo nuestro hogar, es el legado que dejamos a las generaciones venideras. Es el jardín que debemos cuidar con esmero, es el lienzo donde plasmamos nuestro impacto en el mundo. Cada acción que tomamos, por más pequeña que parezca, puede marcar una diferencia significativa. Todos tenemos el poder de convertirnos en verdaderos defensores de la Madre Tierra.
Así que cada uno de nosotros haga lo que esté a su alcance para construir un futuro más verde, más justo y menos contaminante. Que estos poemas sean la chispa que encienda la llama del amor por la naturaleza y nos impulse a cuidar de nuestro hogar con más pasión y determinación. ¡Feliz Día de la Tierra a todos!
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